La opinión de Gabilondo: 12 de enero

CUATRO 13/01/2009 11:51

Poco antes de las elecciones de 1982, Felipe González le dijo a Pepe Oneto que el objetivo de los socialistas era lograr que España funcionara. Veinticinco años después, sigue sin funcionar. Y es que a nadie le importa solucionar los problemas sino buscar culpables. Cuando comenzó la gran nevada, uno se imaginaba a todas las administraciones reunidas para afrontar la situación. El gobierno central, el autonómico, el local, unidos en defensa del ciudadano. Pero no. Estaban, ante la prensa, exculpándose a sí mismos y culpándose unos a otros. Un vergonzoso campeonato de reproches. En los atascos, en las colas de Barajas, los ciudadanos tenían poca prisa en la dimisiones pero mucha en las soluciones. Ahora bien, ¿a quién le importaban una higa los afectados?. El drama de hombres, mujeres, ancianos y niños interesaba sólo como argumento de la disputa política. No pasa sólo con los políticos. Cualquier gremialismo actúa igual. Se ha vuelto a confirmar que, para los pilotos, el pasaje es ganado, o bulto, o carga. Nunca cliente. Pero ellos, los pilotos, son inocentes. Los jueces, que preparan una huelga, sólo han descubierto que el servicio de la justicia en España es una catástrofe cuando han sancionado a uno de los suyos. Antes, y durante años, cientos de miles de personas han padecido enormes retrasos y calamidades varias sin que los jueces dijesen ni pío. Así que al juez Tirado ni tocarlo, pero Bermejo dimisión. A los pilotos ni tocarlos, pero Magdalena Álvarez dimisión. Nunca fallan los arquitectos, ni los ingenieros, ni los notarios, ni los periodistas, ni los líderes autonómicos o locales, ni los presidentes de empresa, ni ninguno de sus empleados. Todos somos inocentes de nacimiento. Nadie es incompetente, nadie se escaquea, nadie incumple sus compromisos. Por tanto, nadie exige nada a nadie, salvo a los políticos. Y nosotros quisiéramos que el desastre de estos días provocara dimisiones, en la política y fuera de ella.