La valiente menor, Sailor Gutzler, había caminado 1,2 km desde el lugar del accidente hasta la casa más cercana con alguno de sus huesos rotos. Allí, un hombre de 71 años atendió a Sailor tras contarle lo sucedido. “Sangraba mucho, sus piernas, su cara y su nariz estaban sangrando. Iba descalza. Solo tenía un calcetín puesto”, cuenta el testigo en la información del periódico Mirror.
“Me dijo que su madre y su padre estaban muertos, que ella había sufrido el accidente y el lugar donde se encontraba la avioneta. Me preguntó si se podía quedar aquí –en su casa-. Le lavé la ropa y la limpie. Y por supuesto, llamé al 911”, ha explicado el hombre que cuidó a la superviviente.
La Policía no tardó en llegar al lugar de los hechos. Tanto los agentes como el testigo afirman que fue difícil entender lo que contaba la pequeña, ya que estaba temblando.
La Policía de Kentucky ha afirmado que la pequeña había intentado ‘despertar’ a su familia antes de dejar atrás la avioneta estrellada.
“Es un milagro que haya sobrevivido”, dice uno de los agentes de Kentucky. “Pero es una tragedia que no lo hayan hecho los otros cuatro.”