Según la información que barajan las autoridades turcas, las armas químicas fueron usadas de manera deliberada por el Ejército sirio y no pertenecían a las fuerzas rebeldes ni explotaron de manera involuntaria como consecuencia de un bombardeo, como aseguran desde Damasco y Moscú.
La intención de Turquía ahora mismo es la de llevar a cabo una investigación conjunta con la Organización Mundial de Salud (OMS) para averiguar exactamente el agente empleado en el ataque y que según fuentes militares estadounidenses podría tratarse de gas sarín, aunque este extremo no ha sido confirmado.
El veto ruso
La ONU en una reunión de urgencia, ha querido aclarar responsabilidades, pero el Gobierno ruso de Vladimir Putin ha salido en defensa del régimen de Bashar el Asad, impidiendo la condena del Consejo de Seguridad Nacional.