Un grupo de jóvenes ha irrumpido en la sede capitalina de NASA en busca de Francis Gachuri, periodista de Citizen TV, a quien han echado del mitin. Al darse cuenta de que Jane Gatwiri, de NTV, estaba grabando la escena, también la han expulsado e incluso la han golpeado.
El resto de periodistas, entre ellos varios que trabajan para medios internacionales, han decidido abandonar el acto en señal de protesta, según informa el diario keniano 'Daily Nation'.
El Sindicato de Periodistas de Kenia (KUJ) ha condenado este "acto de violencia contra la prensa". "Es inaceptable y exigimos que se actúe contra los responsables. Si estos actos no cesan, recomendaremos a los periodistas que se alejen de estos eventos", ha dicho en un comunicado.
La jefa de prensa de NASA, Kathleen Openda, ha contestado con otro comunicado en el que asegura que el partido opositor "está profundamente preocupado por el incidente". "Queremos dejar claro que los jóvenes actuaron por su cuenta y que condenamos sus acciones en los términos más enérgicos", ha añadido.
Openda incluso ha pedido a los medios que hayan captado en vídeo o en fotografía el ataque a los dos periodistas que proporcionen esas imágenes a NASA para que pueda llevar a cabo una investigación interna y adoptar las medidas oportunas.
CRISIS ELECTORAL
Este suceso evidencia el clima de tensión que se vive en Kenia desde que el Tribunal Supremo ordenara repetir las elecciones presidenciales del 8 de agosto por las irregularidades registradas. La votación se repitió el 26 de octubre, pero concluyó con el mismo resultados: la reelección de Uhuru Kenyatta.
Odinga recurrió el resultado oficial de los primeros comicios y no decidió no participar como candidato presidencial de NASA en los segundos por considerar que las irregularidades se repetirían porque la Comisión Electoral sigue en manos de las mismas personas.
Los enfrentamientos entre simpatizantes de NASA y del Gobierno, así como con la Policía, se han sucedido en esta semana y han dejado cerca de una decena de muertos. La crisis electoral hace temer una ola de violencia como la desatada tras los comicios de 2007, que se saldó con más de mil muertos.