Del selfie, al intento de suicidio

NOTICIAS CUATRO 25/03/2014 11:30

La historia de Danny Bowman es la historia de como los selfies pueden complicarte la vida si se convierten en obsesión. Danny, un chico británico de 19 años, se hacía unos 200 selfies diarios. Quería que su aspecto fuera perfecto.

Cuando Danny Bowman estaba en el colegio se obsesionó por gustar a las chicas y así empezó a hacerse selfies para encontrar su aspecto perfecto. Así llegó a pasar 10 horas diarias frente a la cámara. La obsesión, que empezó con 15 años, le llevó a dejar el colegio y a perder casi 13 kilos de peso. Estuvo seis meses sin salir de casa y cuando no pudo hacerse la fotografía perfecta intentó suicidarse con una sobredosis de medicamentos.

En ese momento, su madre, Penny, tuvo que pedir ayuda.

A sus 19 años, Danny cree que es el primer adicto a los selfies. Ahora acude a terapia para superar su obsesión por las tecnologías y controlar el trastorno dismórfico corporal (TDC) que le provoca una ansiedad excesiva por la apariencia personal.

“Estaba constantemente en busca del selfie perfecto y cuando me di cuenta que no podía me quise morir”, cuanta Danny a The Mirror. “Perdí a mis amigos, mi salud y casi mi vida”.

Hace siete meses que Danny no se hace una foto y ha comprendido que un aspecto físico perfecto es imposible.