"Cuando estalló la crisis en el marco de así llamada primavera árabe, muchos actores extranjeros intentaron usarla a su favor", ha explicado Lavrov, antes de apuntar que entonces algunos países se fijaron como el objetivo principal el cambio de régimen en Siria, según informa RIA Nóvosti.
Posteriormente, esos países se dieron cuenta de que "la prioridad número uno no debe ser el cambio del régimen sino la tarea de sofocar la amenaza terrorista". "Tenemos posiciones comunes al respecto", ha afirmado Lavrov, tras las negociaciones trilaterales con los titulares de Exteriores de Irán y Turquía, celebradas en Moscú.
La posición de Irán y Rusia, valedores del régimen que preside Bashar al Assad, contrasta claramente con la mantenida hasta la fecha por Turquía, que ha apoyado a varios grupos rebeldes que combaten contra las fuerzas bajo mando de Damasco y contra Estado Islámico.