El Ejecutivo de coalición había aprobado el envío de 1.200 soldados, seis aviones de reconocimiento 'Tornado', una fragata y un avión de abastecimiento a la región.
La ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, había reclamado el respaldo de los diputados, reconociendo que era una "decisión difícil" y que la misión alemana sería "peligrosa". Sin embargo, defendió que con ello Alemania demostraría a los terroristas que "no nos dejaremos intimidar".