Una corte de Oregón (Estados Unidos) ha ordenado a una pareja a lacerar quirúrgicamente las cuerdas vocales de sus perros a través de un procedimiento conocido como “descortezamiento”.
Esta sentencia viene precedida por la demanda de unos vecinos que se quejaron por los “ladridos incesantes” de las mascotas.
Estas quejas comenzaron en el año 2002. Karen Szewc y John Udpegraff, una joven pareja, comenzaron a criar a dos mastines de grandes dimensiones. Debra y Dale Kerin, sus vecinos en su casa de Rogue River, decidieron denunciar porque “los perros ladraban incontrolablemente durante largos periodos de tiempo mientras los acusados estaban fuera de casa”, señala la sentencia, como recoge The Washington Post.
En 2004 y 2005 ya fueron condenados por violar una disposición del cogido del condado sobre molestias públicas “al permitir que dos de sus perros ladraran con frecuencia y de manera extensa”.
En 2012, los vecinos decidieron volver a denunciar a los dueños de los canes, asegurando que incluso sus familiares se negaban a visitar su domicilio por la presencia de numerosos perros en la zona.
Además, afirman que los ladridos de los perros –han llegado a contabilizar hasta seis- les despiertan de madrugada.