Los equipos de rescate trabajan entre el lodo en un socavón de quince metros mientras unas mil quinientas personas siguen las labores, entre ellas decenas de familiares sin apenas esperanzas. María Jesús Cabali, familiar de un minero desaparecido reconoce que "necesitamos un milagro". Victor Claros, el Jefe de los bomberos de Quilichao descartaba "la posibilidad de econtrar supervivientes por la gran cantidad de lodo que ha caído sobre la personas". Los trabajadores de esta mina trabajaban en la extracción artesanal de oro. Las autoridades ya habían alertado de la inseguridad de este tipo de excavaciones y habían pedido, aunque no obligado, el cierre de este tipo de extracciones al borde la ilegalidad.