A pesar de la relativa calma las movilizaciones han vuelto a inundar la plaza Taksim de Estambul. Las llamas de las protestas no se han apagado y el sentimiento desafiante contra el Gobierno de Erdogan sigue vivo. A su regreso al país, el primer ministro ordenó el fin de las concentraciones y acusó a los manifestantes de ser extremistas, pero, después de 10 días de protestas, aseguran que no abandonarán la lucha.