La mayoría de condenados pertenecen a la compañía Yixianglong, encargada del lugar, entre ellos su presidente, Long Renfu, sentenciado a dos décadas de cárcel y a una multa de 1,5 millones de dólares por soborno y mala gestión.
A pesar de que el límite fijado para la altura de los residuos era de 95 metros, el lugar había rebasado su capacidad en casi tres millones de metros cúbicos de montañas de basura que llegaban incluso a los 160 metros de alto.
También ha sido condenado el antiguo jefe de la administración local de Shenzhen, Meng Jinghang, a 20 años de cárcel, por aceptar tres millones de dólares en sobornos.
Otros 18 funcionarios han sido condenados a entre tres y siete años de cárcel, de nuevo por negligencia y abuso de poder.