En París, ha comenzado el juicio por el fraude de las prótesis mamarias PIP, hechas con un gel industrial no autorizado que ha puesto seriamente en peligro la salud de 30.000 mujeres. Al dueño de la empresa, Jean-Claude Mas y cuatro de sus colaboradores podrían caerles cinco años de cárcel. En España, 18.000 mujeres usaron esos implantes.