Grecia vive una nueva jornada de huelga general. Los sindicatos han llamado a la ciudadanía a secundar los paros para protestar contra las nuevas medidas de austeridad adoptadas por el Ejecutivo. Así, ésta es la primera huelga que se lleva a cabo desde que el gobierno de unidad nacional asumió el poder el mes pasado. Mientras, el primer ministro griego, Lúkas Papadimos, ha expresado al Banco Central Europeo (BCE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) el deseo del país de permanecer en el euro y de realizar las reformas económicas y financieras necesarias para conseguirlo.
"Los trabajadores han tomado las calles para dar una respuesta dinámica al Gobierno, que quiere nuevos recortes, nuevos salarios, ha anulado los acuerdos colectivos y quiere cerrar nuestros hogares", dijo Christos Kiosis, responsable sindical de la empresa de agua de Atenas EYDAP a NET TV.
"Ya es suficiente. Hemos tomado las calles para decir que este presupuesto es un presupuesto de austeridad - un presupuesto hambriento - que no debe aprobarse".
La huelga de 24 horas, respaldada por dos sindicatos del sector público y privado que engloban a otras organizaciones, es el último de una larga serie de paros este año que se han sumado a los problemas de un país ahogado por la deuda.
Los barcos permanecían amarrados en el puerto del Pireo, el mayor del país, en preparación para la huelga, mientras trenes, autobuses y tranvías han paralizado el servicio por la mañana.
Basureros, médicos, periodistas y empleados de banca son otros profesionales que también han sido llamados a la huelga.
La huelga es la primera prueba de estas características para el nuevo primer ministro, el tecnócrata Lúkas Papadimos, que ha tenido poco tiempo para celebrar el acuerdo de los líderes europeos para enviar el tramo de ayuda de 8.000 millones que evita que Grecia quiebre.
Grecia quiere seguir en el euro
Horas antes de la jornada de huelga, el primer ministro de griego expresó, en una carta enviada al Banco Central Europeo (BCE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI), el deseo del país de permanecer en el euro y de realizar las reformas económicas y financieras necesarias para conseguirlo.
"El pueblo griego reconoce la necesidad de realizar una mayor transformación económica e institucional y apoya abrumadoramente la pertenencia a la eurozona, algo que percibe como crucial para el éxito de su esfuerzo", rezaba la misiva.