En un comunicado difundido por la propia organización, la directora de HRW en Asia, Sophie Richardson, ha señalado que Suu Kyi, también ganadora del Nobel de la Paz, debería utilizar su "plataforma y sus credenciales prodemocráticas" para pedir la liberación del disidente chino, al que Pekín considera un criminal, y quien fue condenado en 2009 a once años de cárcel por organizar una petición para acabar con el Gobierno del partido único.
"Cuando visitó China en junio de 2015, como líder de la oposición, no planteó públicamente este caso", ha señalado Richardson, antes de añadir que esta actitud provocó la desaprobación por parte de algunos activistas prodemocráticos del gigante asiático.
Los temas relacionados con el disidente han sembrado cierta polémica entre Pekín y otros Gobiernos, entre ellos el noruego, después de que se le concediera el Premio Nobel de la Paz mientras ya estaba en prisión. El Ministerio chino de Exteriores calificó esta decisión de "obscenidad" y aseguró que afectaría a las relaciones entre ambos países.
Este mismo año, China advirtió a Estados Unidos de que habría "graves consecuencias" si aprobaba poner el nombre del disidente político chino a una plaza en Washington, concretamente a la plaza frente a la que se ubica la Embajada china.