Katherine Caraway entró en el supermercado en Oklahoma el viernes por la tarde pero nunca la vieron salir. Tres días después, el lunes, un empleado fue al baño de la tienda que era de uso privado y bajo llave.
El personal había colocado el cartel de “fuera de servicio” mientras la mujer estaba muerta en su interior.
Los agentes investigan qué pudo pasar porque en la escena no hay signo alguno de violencia. El capitán de la policía de Sand Springs, Todd Enzbrenner, dijo en declaraciones recogidas por el diario The Mirror, que “no había nada sospechoso que indicara la causa demuerte, así que el médico forense tendrá que determinarlo".