"Fui al baño y...¡di a luz a un niño!"

Noticias Cuatro 04/03/2014 00:04

No será la primera ni la última, pero el hecho de ser madre sin saber que una está embarazada no deja de sorprender. Gaynor Rzepka, de 25 años, dio a luz al pequeño Olly el pasado 16 de febrero. Aún incrédula, narra como al ir al baño en casa de sus padre en Llantwit Major, Gales, nació su pequeño.

Horas antes del nacimiento, la joven había estado trabajando en el supermercado Filco en Cowbridge y recuerdas sentirse mal pero para nada pensaba que podría estar en estado. Es más, su jefe le dio la opción de marchar a casa pero ella acabó su turno de diez horas. Ahora, echando la vista atrás se explica el haber engordado cerca de 7 kilos y su repentina adicción a las chocolatinas Mars.

"Tuve un dolor muy fuerte en el costado de mi estómago durante todo el todo el día. No sabía qué era. Como si alguien me punzase en el lado derecho de mi ingle. A eso de las 05 a.m. sentía que necesitaba ir al baño pero no podía ir. Veinte minutos después el dolor se repitió, no me sentía bien, fui al baño. Empujé y él salió. Lo atrapé antes de que cayera al inodoro. Estaba sorprendida."

Recuerda cómo comenzó a llorar, las palabras no le salían y sólo repetía "Oh, Dios mío". Se sentó en el suelo y sus padre aparecieron en el baño. Mientras su padre trataba que su pequeña mantuviera la calma su madre sólo decía "¡Es un bebé!

Ni dolores, ni acidez, ni vómitos matinales, ni falta del periodo...nada de nada salvo esos kilitos de más que achacó a su repentino gusto por el dulce y los efectos de las navidades. Tanto es así que en el quinto mes de embarazo corrió una maratón y hasta unos días antes había estado cargando con peso.

Tania, la inesperada abuela de 53 años, narra al Daily Mail como se encontraba en el sofá viendo los Juegos de Invierno de Sochi cuando todo sucedió.

"Cuando escuché su grito corrí por las escaleras, ya a mitad de camino oí llorar al bebé . - Oh, Dios mío , eso es un bebé- pensé"

Tras el shock y tras regresar del hospital la nueva familia comenzó una gynkana para comprar todo lo necesario para el pequeño Olly.

El padre, de 29 años de edad y a quien conoció hace poco más de un año en la despedida de soltera de su hermana, no vive en Gales, pero espera ahora encontrar un nuevo trabajo para poder vivir junto con su chica y su hijo.