La llegada a Taiz, sin embargo, no es garantía de seguridad plena. Desde hace 20 meses, la ciudad y sus alrededores llevan siendo escenario de intensos combates en tierra y bombardeos entre el Ejército yemení, la coalición internacional liderada por Arabia Saudí que le respalda y los rebeldes huthi.
Para intentar localizar con la mayor precisión posible a los desplazados, la OIM ha puesto en marcha un sistema especial de seguimiento en la ciudad portuaria de Al Mokha, de donde proceden al menos 25.000 desplazados.
"Se trata de datos esenciales que permitirán a la comunidad humanitaria una mayor precisión a la hora de proporcionar soporte vital y protección a las poblaciones afectadas", según el jefe de la misión de la OIM en Yemen, Laurent de Boeck, que cifra el número de desplazados internos en todo el país en 426.672 personas desde marzo de 2015.
A principios de esta semana, el coordinador de emergencias de la ONU, Stephen O'Brien, lanzó un llamamiento para alcanzar una solución dialogada al conflicto.
"Una cosa está clara: esta terrible situación no se va a resolver por la vía del combate. Solo una paz sostenible puede dar una esperanza de futuro a los yemeníes. Pido a todas las partes del conflicto que hagan las paces. Esa es la mejor respuesta humanitaria posible", ha solicitado.