Masao Yoshida abandonó su puesto al frente de la central nuclear de Fukushima nueve meses después del accidente para tratarse un cáncer de esófago que padecía, según ha publicado BloombergNews.
El ingeniero japonés se convirtió en un héroe en su país durante el accidente atómico en 2011, después de desobedecer la orden de abandonar la central y quedarse en el interior de esta tratando de estabilizar los reactores nucleares.
Además de tratar de enfríar los reactores con agua de mar, una decisión muy cuestionada por las autoridades.
Yoshida llegó al puesto al frente de la planta nuclear de Fukushima un año antes de que ocurriera el accidente y poco después de este le dectectaron el cáncer de esófago en un control médico.
En 2012, el ingeniero de 58 años, fue sometido a una operación tras sufrir una hemorragia cerebral.
Un portavoz de la compañía japonesa Tokyo Electric Power (TEPCO), operador de la central de Fukushima descartó que las radiaciones a las que se sometió durante el accidente nuclear fueran la causa de su cáncer de esófago.