En Austria, los hombres de 18 años capacitados deben cumplir seis meses de adiestramiento militar, aunque pueden optar por nueve meses de servicios civiles, equivalentes a la prestación social sustitutoria implantada en España.
Así, miles de jóvenes eluden el servicio militar conduciendo ambulancias, trabajando como celadores en hospitales o residencias de ancianos. El servicio comunitario es "uno de los pilares principales de la vida social de Austria", ha afirmado la ministra del Interior, Johanna Mikl-Leitner. "Siete de cada diez trabajadores de los servicios de emergencia prestan su servicio comunitario más allá de los meses estipulados", ha añadido.
Mikl-Leitner pertenece al Partido Popular de Austria (ÖVP), favorable al servicio militar obligatorio, mientras que el otro gran socio de la gran coalición gobernante, el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ), aboga por un ejército profesional, una muestra más de la división de la sociedad austriaca en este asunto.
El último sondeo publicado por el diario 'Österreich' y elaborado por Gallup indica que el 48 por ciento apoya mantener la 'mili', frente al 40 por ciento que respalda su abolición. El resto, aún no ha decidido su voto.
Los defensores del servicio obligatorio argumentan que "curte" el carácter y ayuda a vincular al Ejército con la sociedad democrática. Los detractores lamentan que quite un valioso tiempo a los jóvenes y aporta pocos beneficios, ya que los reclutas apenas serían de utilidad en una guerra moderna.
La mayoría de los países europeos han acabado con el servicio militar obligatorio desde que terminó la Guerra Fría, ya que no se necesitan grandes ejércitos, sino fuerzas más especializadas. Alemania ha sido el último país en abolir la 'mili', en 2011, siguiendo a Francia, Bélgica, España, Países Bajos y otros países que han optado por un ejército profesionalizado. Reino Unido fue pionero con la profesionalización iniciada en 1960.