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Ahora mismo Timoshenko está pronunciando su discurso en la plaza en la que todo empezo, la plaza de la Independencia, y oigo desde la habitación de mi hotel, justo despues de haber hecho las conexiones en directo con Noticias Cuatro, como la jalean los opositores que le han ganado al gobierno el combate por ko.
Habrá que estar muy atentos a que pasa ahora, y en especial hasta las elecciones del 25 de mayo, porque el término 'opositores' es extremadamente elástico y ahí cabe todo. Acabo de saber, por ejemplo, que el grupo ultraradical 'sector derechista', que entra dentro de lo que denominamos 'opositores', ha anunciado que no dejara de protestar en el centro de Kiev. Han derribado a un Gobierno, han conseguido elecciones anticipadas, han tomado el control de muchos edificios públicos y de algunas instituciones, pero no es suficiente.
Cabe preguntarse quñe persiguen exactamente. Yo no lo sé, pero siendo un grupo ultraderechista seguro que nada bueno. Y luego está Rusia, Putin concretamente, que ahora parece el gran derrotado pese a que los esperpénticamente homófobos juegos de Sochi le hayan salido bien. Ha dicho un portavoz del Kremlin que el Gobierno ruso se limita a observar y 'respeta escrupulosamente el principio de no injerencia'.
Aja. Principio de no injerencia. Putin. En Ucrania. Lo que hemos leído estos meses en los periódicos debe ser producto de una conspiracion occidental filogay. Dice Putin que cuando deje de observar ya tomará una postura. Pues que nos avise. Pero desde la lectura de lo ocurrido que podemos tener en Europa, tan parcial seguramente como la que tienen en Rusia (bueno, puede que un poco, aunque solo sea un poco menos). Putin se ha metido hasta la cocina en los asuntos de su vecino. Se lanzó con sus rebajas a llevarse a Ucrania de los brazos de la Unión Europea y ahora tenemos al país hecho unos zorros y con, por lo bajo, cien vidas menos. Lo dicho, cuando acabe de observar, que avise.