Del total, 1.175 son civiles, entre ellos ocho mujeres y cuatro niños. De estos, 930 pertenecen a la tribu suní de los Sheitaat, naturales del este de Siria, que se levantaron en armas contra Estado Islámico en la disputa de dos yacimientos de petróleo el pasado mes de agosto.
A ello hay que añadir las ejecuciones de 120 de sus propios miembros: combatientes extranjeros que intentaban abandonar filas para regresar a sus hogares, según ha desgranado a Reuters el director de la ONG, Rami Abdulrraman.
El resto de los ejecutados son 502 soldados del Ejército sirio y 81 integrantes de las fuerzas de oposición al presidente de Siria, Bashar al Assad.