Y es que, en el colágeno de los huesos quedan restos de un compuesto de cuatro átomos de carbono. Esta molécula es propia de plantas, precisamente denominadas C4 porque lo emplean en un tipo de ruta para la fotosíntesis, como el maíz, el sorgo y el mijo.
En este sentido, a partir de muestras de costillas de 90 individuos de la necrópolis, de diferentes edades y de ambos sexos, y de siete huesos de animales (perros, caballos, vacas), los expertos, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista 'Scientific Reports' y recogido por la plataforma Sinc, extrajeron el colágeno de los huesos y calcularon los valores de los isótopos de carbono, comprobando que las cifras correspondían a la composición propia de plantas C4.