Una víctima de maltrato: "Se me borraba un cardenal y me salían tres o cuatro"

Noticias Cuatro/Agencias 21/03/2017 13:08

"Le denuncié hasta en tres ocasiones, pero le perdonaba y después volvían las agresiones y los insultos. Dependía emocionalmente de él". Así lo ha confesado Leticia C., quien conoció a Carlos Antonio Palacios en 2013 y decidieron comenzar a los dos meses la convivencia. Los problemas comenzaron a raíz de quedarse embarazada.

César Antonio P. R. se sientan en el banquillo por un delito de maltrato físico y psíquico habitual, un delito continuado de quebrantamiento de medida cautelar, dos delitos de malos tratos, un delito de lesiones y otro de detención ilegal. Se enfrenta a una petición de dieciséis años de cárcel.

Poco después de sentarse tras un biombo, ha querido dejar claro a la sala entre lloros que ha estado en terapia para intentar olvidar a su presunto agresor. "Me va a costar mucho. No quiero llorar", ha indicado con voz temblorosa. Tras ello, ha relatado los momentos de violencia sufrida a manos del acusado, que niega todos los hechos.

La violencia empezó cuando se quedó embarazada. "Me pegaba, me amenazaba con un cuchillo y me llegó a decir que si era niña, me ahogaría a mí y al bebé. Le denuncié, pero quité la denuncia al creerme sus palabras de perdón. Luego volvía todo igual", ha narrado la víctima, quien ha explicado al tribunal que siempre llevó todo en silencio.

Golpes con cinturón

Con su bebé recién nacido, el procesado la sometió a varias palizas, una de ellas incluso con el bebé en brazos. "Me pegó con un cinturón. Las agresiones eran continuas. Se me borraba un cardenal y me salían tres o cuatro en otro sitio", ha expuesto a la fiscal tras ser preguntada si los episodios de malos tratos eran puntuales. "No le voy a mentir. Eran todo el rato, en casa e incluso en la calle", le ha replicado.

En una ocasión, la agarró en el portal y comenzó a darla puñetazos y patadas. Logró zafarse y se refugió en casa de una vecina. Pero le abrió la puerta al escuchar sus palabras de arrepentimiento. Sin embargo, la volvió a agarrar y la arrastro hasta su casa, dónde la agredió en una habitación mientras que amigos del procesado bebían en el salón.

La madre llamó a la Policía sabiendo que algo estaba ocurriendo y cuando la mujer escapó de nuevo, fue rescatado por los agentes. Tuvo que ser operada de la mandíbula y la tuvieron que rapar el pelo al tener una cicatriz grande en la cabeza.

En su declaración, el acusado ha manifestado que siempre le dejó claro a su pareja que no la quería, ya que amaba a otra mujer. "Era una histérica y una celosa. No paraba de llamarme. Tenía problemas de comida y por eso solía desmayarse", ha relatado a la Sala tras ser preguntado por las lesiones. "Nunca la agredí ni la insulté", ha aseverado.

Una denuncia cada cuatro minutos

El caso de Leticia C. es un ejemplo más de lo que ocurre todos los días en España. Seguún un informe del Consejo General del Poder Judicial, los juzgados de toda España recibieron casi 143.000 denuncias el pasado año. Nada menos que 391 comunicaciones de violencia machista al día, la petición de socorro de una mujer cada cuatro minutos. En siete de cada 10 casos, la propia víctima denuncia. Solo en el 1,44 % de las ocasiones, la iniciativa fue de alguien del entorno familiar.

Según el Poder judicial gracias a las denuncias recibidas han aumentado las sentencias condenatoria. Nada menos que 85 hombres fueron condenados cada día por delitos de violencia machista. En la mayoría de los casos por lesiones, para 35 de ellos condenas por asesinato. De la violencia machista entre jóvenes también hay datos: 179 menores pasaron por el banquillo de de los acusados en 2016. Veintiún adolescentes más que en 2015.