La historia de Letizia, de Máxima o de Kate son historias de amor normales y corrientes, si no fuera porque se enamoraron de futuros reyes europeos y pasaron, de la noche a la mañana, de ser plebeyas a ser futuras reinas.
Máxima de Holanda, hija de un exministro del gobierno del general Videla, creció en una familia de clase acomodada y conoció al príncipe Guillermo durante la Feria de Sevilla de 1999. La pareja se casó el 2 de febrero de 2002 y 11 años después, el 30 de abril de 2013, se convirtieron en los reyes de Holanda tras la abdicación de la reina Beatriz.
Tras sus pasos la princesa Letizia, procedente de una familia de clase media y periodista de profesión, conoció al príncipe de Asturias en una cena en casa de un amigo común en septiembre de 2002. Dos años después, el 22 de mayo de 2004, se casaban en la catedral de la Almudena de Madrid. Ahora, catorce años después y tras la abdicación del rey, se convertirá en la reina Letizia.
La historia de Mette-Marit, princesa de Noruega, es un auténtico cuento de hadas. Después de tener un hijo con un traficante de drogas y convertirse en madre soltera su destino cambió cuando conoció al príncipe Haakon en un festival de rock. Les presentó un amigo común y en el año 2001, a pesar de la infinidad de críticas que recibió, contrajeron matrimonio. La pareja ha tenido dos hijos y serán los próximos reyes de Noruega.
Los juegos olímpicos de Sidney unieron al príncipe Federico de Dinamarca y a la australiana Mary Donaldson. Se conocieron en una reunión entre amigos comunes y ella ni siquiera sabía que estaba hablando con el futuro rey danés. Tras mantener una relación a distancia durante varios meses hicieron oficial su compromiso y en el año 2004 se casaron. Tienen cuatro hijos.
Kate Middleton y el príncipe Guillermo se conocieron, como cientos de parejas, en la universidad. Después de una relación intermitente, que parecía que no llegaría a cuajar, la pareja se casó el 29 de abril de 2011. El 23 de julio de 2013 nació el primogénito de los duques de Cambridge, George. El príncipe Guillermo es, en cambio, el segundo en la línea de sucesión tras su padre, el príncipe Carlos. Si éste llega a reinar, la reina sería Camila Parker Bowles, una plebeya más en la corte.