Ha avisado en un comunicado de que romper el pacto "sería un error que pagarían los barceloneses y significaría dinamitar uno de los últimos puentes que quedan en esta espiral de ruptura que es el proceso independentista", y de que debilitaría al Gobierno municipal, que quedaría en manos de fuerzas independentistas.
En ese caso, se abandonarían las prioridades sociales para someterse a las necesidades de la estrategia del proceso, lo que implicaría una regresión en las políticas impulsadas con el PSC para acabar con las desigualdades derivadas de la crisis económica, ante las que el anterior gobierno de Xavier Trias "no hizo nada para mitigarlas", ha advertido.
RECHAZA TRINCHERAS
Los socialistas defienden que la situación política sólo tendrá salida con diálogo y acuerdo entre los que piensan diferente, y han aseverado: "No queremos que Barcelona forme parte de ninguna trinchera. No aceptaremos que el Gobierno municipal se alinea con ningún bloque".
"La fuerza de Barcelona ha sido y es su capacidad de entendimiento y acuerdo entre todas las opiniones. Barcelona es plural, y su gobierno debe preservar esta pluralidad como su bien más preciado", han sostenido.
Hacen un balance positivo de su participación en el Gobierno municipal y reafirman su compromiso con el servicio a la ciudad: "Es lo que hemos hecho siempre: trabajar por una Barcelona más fuerte, más abierta, más justa y más libre", respondiendo así a la confianza recibida de los ciudadanos.