Iglesias: "Debatir nunca puede ser dividir, y creo que no siempre lo hemos tenido claro"

Noticias Cuatro 03/02/2017 20:29

"Creo que llega el momento de ser autocríticos. Creo que hemos cometido algunos errores, que he visto aquí también. En un acto público no se abuchea a nadie, compañeros y compañeras", iniciaba Pablo Iglesias la ronda de respuestas a las preguntas de los asistentes al acto 'La gent davant els reptes histórics' ('La gente ante los retos históricos') en Llobregat, reprobando la actitud de algunos durante las ponencias previas.

"Pero esta crítica me la aplico a mí también", continuaba. "Creo que hemos cometido el error de llevar debates internos a lugares donde nos estábamos exponiendo a que nos hicieran daño. Creo que los medios de comunicación no son el espacio para los reproches ni el espacio para las críticas. Para eso tenemos que ser capaces de construir otro tipo de espacios democráticos y ser capaces de respetar la dignidad de millones de personas que nos han puesto aquí", ha dicho el secretario general de Podemos, con semblante serio.

"Y respetar esa dignidad implica que nuestro comportamiento hacia afuera asegure algo que me parece que es más importante que los besos (en referencia expresa a la pregunta), más importante que las relaciones privadas que podamos tener entre nosotros. Y es que la unidad de Podemos y nuestra defensa del carácter unitario de los espacios que trabajamos es una condición de posibilidad del cambio", ha recalcado.

"No hay diferencia, no hay particularismo que pueda ponerse encima de la necesidad del cambio político. Y la diferencia tiene que servir para sumar. Debatir nunca puede ser dividir, y creo que esto no siempre lo hemos tenido claro, y asumo en primer lugar la autocrítica. Creo que en el futuro tenemos que aprender a discutir de determinadas cosas donde hay que discutirlas, y cuando salgamos a la sociedad, salir como una piña, porque si no estamos unidos y unidas va a ser mucho más difícil que seamos capaces de concretar aquello por lo que estamos aquí, que es para cambiar las cosas, no para mirarnos el ombligo.