La Fiscalía expone en su escrito de calificación provisional que entre los años 2013, 2014 y 2015, la acusada era conocida por dedicarse en España al asesoramiento financiero de futbolistas, en activo o no, y a personas de su entorno.
En ese contexto mantenía relaciones comerciales con Mariano Pernía, exfutbolista de la Selección Española de Fútbol y del Atlético de Madrid, quien, tras haber desarrollado su carrera profesional en España, se había ido, una vez retirado, a su país natal, Argentina.
La acusada recibió de Pernía, en virtud de la confianza que él mismo tenía con ella por las relaciones comerciales que mantenían, un total de 850.000 euros en diversas entregas. Mónica G. le hizo creer que el dinero se emplearía en inversiones y negocios que darían rendimiento.
Sin embargo, la acusada ingresó la cantidad íntegra en su propio patrimonio con el claro ánimo de enriquecerse de un modo injusto e ilegal. Cuando el interesado reclamó a la acusada la cantidad, al comprobar que ésta no había realizado ninguna inversión, con el fin de eludir sus responsabilidades, la mujer le entregó cuatro pagarés vencidos y referidos a una cuenta que se encontraba sin fondos, siguiendo el relato del Ministerio Fiscal.