En la sentencia, que puede ser recurrida, el Tribunal declara probado que, con anterioridad a diciembre de 2014, el acusado abordó al menor en la calle. Desde entonces, los encuentros entre ambos "se fueron convirtiendo en una rutina" y el hombre se ganó "la confianza" del niño "con toda clase de regalos", entre los que se incluyen un reloj y tres euros de paga semanal.
Asimismo, apunta que el menor presentó al hombre a dos amigos como si fuera su padrino, tras lo que también se ganó el "afecto" de ellos invitándoles a hamburguesas, golosinas y bebidas.
El Tribunal entiende que la declaración de la víctima tiene "coherencia y credibilidad" y, por tanto, es prueba de cargo suficiente para desvirtuar el principio de presunción de inocencia, y condena al varón por un delito continuado de abusos sexuales sobre una persona menor de 13 años a un total de cuatro años y un día de prisión y a pagar una indemnización de 3.000 euros.
Esta pena es inferior a la petición de la Fiscalía, que solicitaba que el varón fuese condenado a seis años de prisión, al considerar la Sala que los hechos "no fueron especialmente perturbadores ni denotaron una gran dosis de riesgo" y al valorar que "cuando le solicitó al menor algún otro comportamiento y éste se negó, no insistió más sobre ello".