No había término medio. O se recorría los 1300 kilómetros que le separaban de su entidad bancaria favorita en Ginebra para poner a buen recaudo sus millones, o simplemente, el ex tesorero del PP caminaba unos pasos, al portal de al lado de su casa, a la sucursal de Caja Madrid, para hacer ...exactamente lo mismo.
Ya un informe de la Agencia Tributaria incorporado al sumario del caso Gurtel en 2009 ponía de manifiesto que Luis Bárcenas no era hombre de pequeños saldos.
En 2007, su cuenta en Caja Madrid sumaba abonos por valor de tres millones de euros. Cifra elevada, pero que ni mucho menos fue lo que más llamó la atención a los inspectores de la Agencia Tributaria.
Lo llamativo es que su mujer, sin trabajo remunerado conocido, tenía en esa misma sucursal otra cuenta bancaria con unos ingresos en 2007 cercanos a los 11 millones de euros.
Los inspectores de Hacienda creyeron entonces que el dinero podría responder a sucesivas reinversiones en Deuda Pública. Lo que aún no sabían es que ese mismo año, el saldo de Luis Bárcenas en sus cuentas en esta entidad de Ginebra alcanzaron los 22 millones de euros. Todo un capital con procedencia de muy difícil explicación.
A pesar de todos estos datos, el juez que entonces llevaba el caso Antonio Pedreira, levantó la imputación al matrimonio. Ahora, otro juez, Pablo Ruz, tiene sobre su mesa toda esta información.
De entrada, la Fiscalía, ya ha pedido a este último magistrado que investiguen cinco ingresos de la mujer de Bárcenas entre 2004 y 2005 que suman unos 600.000 euros. Anticorrupción quiere saber si esa partida tiene relación con las cuentas millonarias del ex tesorero del PP en el extranjero. Por el momento, lo único claro que tienen es que desconocen el origen real de los fondos. Lo que sospechan, es otra historia.