Wonder Woman gana el juicio contra su gigante: su banco

Rebeca Gimeno Castelló 09/12/2014 11:47

Han pasado más de cuatro años desde que decidió ir a los tribunales en un momento en el que todavía no había precedentes judiciales. “Hasta ese momento las personas que demandaban a un banco lo hacían porque tenían un gran patrimonio”, explica. Ella tuvo claro que tenía que luchar para recuperar su dinero. A ella y a otras miles de personas les habían vendido como un seguro hipotecario un producto de alto riesgo llamado swap que lo que hizo fue aumentarles la letra mensual cuando comenzaron a bajar los tipos de interés. “Cuando empezaron a decirnos que teníamos razón pero que el problema era que al otro lado estaba un banco, lo tuve claro: tengo razón lo tengo que luchar”.

Empezaron a organizarse a través de internet en el año 2009 y fueron de los primeros en hacer ruido delante de un banco. El caso de las preferentes todavía no había estallado y no eran tan “normal” este tipo de concentraciones. Eran pocos y con poca visibilidad mediática. Crearon una página web donde empezaron a publicar las sentencias favorables (www.asuapedefin.com). Ya acumulan casi 1.700 favorables por los swaps. “Desgraciadamente tan solo el cinco por ciento de los afectados por productos bancarios termina demandando porque el coste económico y psicológico es muy alto.”

Otro que tampoco se lo pensó fue Javier Gascón. Le vendieron el mismo producto que a Patricia. “Es como si me hubieran metido en un casino y estuvieran jugando con mis fichas haciéndome perder dinero”, explicaba este afectado hace ahora cinco años. “Utilizaron a los clientes para capear la crisis porque la veían venir”, asegura hoy. Gascón ha ganado ya dos juicios pero su entidad ha decidido recurrir hasta el Supremo. “Para cuando mi sentencia sea firme habrán pasado ya muchos años y la gente que quiera demandar ya no podrá hacerlo porque estará fuera de plazo”, explica.

Gascón no tuvo bastante con demandar. Decidió también hacer un documental sobre los abusos bancarios. “Tenía claro que quería contar lo que estaba sufriendo la gente en ese momento, sin dejar pasar mucho tiempo”. Manos arriba, esto es un contrato