En concreto, el sindicato quiere que se defina una exacción fiscal (procedimiento por el que el Estado obtiene los impuestos necesarios para sufragar gastos públicos) mediante el diseño de una cesta de impuestos cuya recaudación se destinaría íntegramente a financiar el sistema de pensiones.
Esta cesta tendría un carácter finalista totalmente o con mayoría de impuestos directos (progresiva y redistributiva) y se calcularía de forma que siempre sea mayor que la diferencia entre ingresos y gastos, lo que permitiría dotar de nuevo el Fondo de Reserva.
Los otros dos ejes por los que apuesta el sindicato pasan por garantizar el poder adquisitivo de las pensiones para evitar que dentro de una década el sistema ofrezca sólo pensiones mínimas, y erradicar el déficit de la Seguridad Social.
Para la revalorización anual de las pensiones, UGT defiende la necesidad de aplicar la previsión de inflación más una cláusula de revisión a final de año. Además, aboga por derogar la fórmula actual para la revalorización de las pensiones porque "ha servido para rebajar paulatinamente la cuantía de las pensiones y, por tanto, el nivel de vida de los pensionistas".
Para acabar con el déficit de la Seguridad Social, UGT plantea tres medidas que permitirían ahorrar 15.500 millones de euros al sistema: eliminar las bonificaciones a la contratación; financiar los gastos de la Seguridad Social desde los Presupuestos Generales del Estado, y destopar las bases de cotización.
El sindicato pedirá también un cambio de orientación en las políticas del Pacto de Toledo para que se aborden aspectos que aún no han sido tratados y que tengan como objetivo fortalecer el sistema y no debilitarlo.