Sofía es la protagonista de esta obra, un personaje que decide viajar al norte para estar cerca de su pareja, encarcelada en Santoña (Cantabria) y a la que visita con cierta frecuencia. Paralelamente, Sofía trata de terminar su investigación sobre Mikel Areilza, un escritor que militó en ETA y se suicidó en Argentina.
El título apela "a la idea de militancia" de la protagonista, "obsesionada" con construir una figura histórica en torno a su novio. "Ella tiene una especie de culpa historica por haber vivido en Euskadi en una epoca en que la política lo impregnaba todo. Es curioso, porque me parecía imposible haber sido adolescente en la epoca en que yo lo fui y no haber estado absolutamente permeada por el conflicto de ETA", ha reconocido.
Alternando la voz de Sofía con los recuerdos de un dramaturgo sobre Areilza y unos encuentros dialogados en la cárcel, De la Cruz construye a un personaje que "trata de paliar su culpa tomando partido". "Es casi peor no haber visto que haber tomado partido por un bando u otro, por eso ella tiene la necesidad de que su pareja sea un héroe, casi como un acto de violencia", ha añadido.
No obstante, hay también una advertencia en torno a esta construcción ficticia de héroes. "La idea del heroísmo es muy perversa. Es una idea fallida, porque al fin y al cabo es un individuo aislado que se sacrifica por la sociedad y encima luego es el poder el que decide qué es heroico y qué no lo es", ha criticado la autora.
El personaje de Areilza le permite a la escritora vasca hablar del poder de la ficción. "Él tiene una idea suya en la cabeza y damos por hecho que es real. ¿Quién va a saber mejor que nosotros quienes somos? Pero en un momento de crisis se da cuenta de que su vida se puede contar de 20 formas distintas y no hay nada cierto. Y, si no tienes identidad, no tienes nada", ha aseverado.
LA ATRACCIÓN POR LAS BANDERAS
Preguntada sobre si ese sentimiento de culpa de Sofía podría trasladarse a la sociedad vasca, De la Cruz cree que sí, aunque sea una "fase que hay que superar". "La culpa hay que pasarla, pero no te puedes quedar estancado, porque luego viene el compromiso para no volver a repetir. Creo que el País Vasco llegará a ello, pero será un proceso largo en el que debería participar toda la sociedad", ha afirmado.
En cualquier caso, la autora no entiende la atracción que tienen las banderas a la hora de movilizar a la gente. "El pueblo puede hacer cosas maravillosas cuando todos se juntan y, sin embargo, solo nos juntamos por lo simbólico, como las banderas. Es curioso que lo simbólico una más que lo real. Hay causas más importantes que reclamar porque afectan de manera más inmediatada a la vida", ha señalado.
'PATRIA' Y LAS LETRAS VASCAS
En el último año y, especialmente, gracias al impulso de 'Patria', las letras vascas parecen centrar su mirada en torno a los años más duros de ETA. Pese a que De la Cruz reconoce que el libro de Fernando Aramburu está abriendo muchas puertas,ha recordado que ya había muchos textos sobre el conflicto antes que éste y que no tuvieron tanta repercusión.
"Es más fácil hablar ahora de lo que pasó que hacerlo mientras el conflicto está en la calle. De todas maneras, lo que yo quiero es que proliferen los discursos y mucha gente cuente desde lo personal e incluso con una visión sesgada esos años y, contraponiendo todas, se pueda saber realmente lo que pasó", ha concluido.