Crítica | Trainspotting 2: Otro chute de nostalgia

EUROPA PRESS - Israel Arias 24/02/2017 15:39

Sería injusto exigir a la resurrección de Trainspotting el impacto, la rabia y aquella frescura febril de hace dos décadas, pero también lo es no demandar algo más que lo que ahora vende el camello Boyle: Un chute de nostalgia cortado con vistosas virguerías de cámara y un tracklist diseñado con premeditación y alevosía para que el público -preferentemente treintañero, idealmente cuarentón, y que ha visto como todo vuelve, desde los Cazafantasmas hasta Mad Max pasando por el papel pintado- rece en su butaca pidiendo al cielo que finalmente rompa a sonar el 'Born Slippy' de Underworld y, al fin, la piel se le erice recordando que cualquier tiempo pasado fue, sino mejor, al menos sí más salvaje y divertido.

Asumiendo que su formulación fuera necesaria, T2 sí sirve para responder satisfactoriamente a la gran pregunta: ¿Qué pasó con aquellos yonquis de las calles de Edimburgo? Pero más allá de eso, de la ilusión por el reencuentro y de un par de momentos verdaderamente hilarantes -que curiosamente coinciden con las pocas ocasiones en las que los personajes se animan a dejar de hacer balance para hacer cosas 'nuevas'- Trainspotting 2 renuncia a mirar hacia adelante y se empeña en avanzar con la vista puesta en el pasado. Es entonces cuando inevitablemente tropieza al conformarse con funcionar únicamente como complaciente testimonio de una (otra) generación desencantada.