En primer lugar, al menos cuatro policías han muerto y casi una docena han resultado heridos cuando el vehículo en el que viajaban ha sido alcanzado por la explosión de una bomba. El estallido del artefacto ha tenido lugar en la carretera de la ciudad paquistaní de Peshawar.
La ciudad de Peshawar se ha convertido en blanco de los últimos ataques perpetrados por los milicianos talibán en respuesta a la ofensiva iniciada por el Ejército paquistaní contra los feudos.
Mientras, no muy lejos de dicha ciudad, otro artefacto explosivo, activado mediante control remoto, ha estallado pocas horas después al paso de un convoy de las fuerzas de seguridad paquistaníes. La explosión ha acabado con la vida de un soldado y ha herido a otros tres en la región tribal de Jáiber.
Las víctimas eran miembros del cuerpo paramilitar de la guardia de la frontera. Estos iniciaron el pasado septiembre una ofensiva contra grupos insurgentes en este distrito, por el cual discurre el principal paso terrestre hacia Afganistán.
Ataque perpetrado por un avión no tripulado estadounidense
Al menos ocho personas han muerto como consecuencia del disparo de dos misiles por parte de un supuesto avión no pilotado estadounidense. El ataque ha sido dirigido contra una de las bases de los talibanes en Waziristán del Norte, en la zona de Machickhel.
Además, hay que tener en cuenta que las acciones de los aviones-espía estadounidenses son habituales en el conflictivo cinturón tribal paquistaní.
Por otro lado, el ataque ha coincidido con la visita del director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), León Panetta, quien tiene previsto reunirse con varias autoridades políticas y militares paquistanís.