Más de 29 millones de electores están llamados a votar hoy en los comicios de Myanmar. Esta cita es la primera en veinte años, pero en realidad se trata de una farsa electoral. Desde 1990, la Junta militar controla con puño de hierro el país, su hombre fuerte, el general Than Shwe, será investido presidente a sus 77 años sin presentarse siquiera como candidato.
En total, 37 partidos concurren a los comicios, aunque 24 son pequeñas formaciones étnicas y sólo cuatro aspiran a pintar algo en el Parlamento. A pesar del odio de los birmanos a la Junta, arrasará el oficialista Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión, que dirige el primer ministro Thein Sein, y presenta candidatos para todos los escaños.
Por su parte, la Junta Militar ha prohibido la presencia de testigos internacionales en este proceso electoral.
En estos comicios, se elegirán las dos Cámaras del Parlamento y 14 asambleas regionales. Asimismo, la cuarta parte de los 440 escaños del Parlamento está reservada automáticamente a los miembros del Ejército, que tendrá competencia exclusiva sobre el Ministerio del Interior.
En esta nueva legislación, se establecen medidas tan polémicas como la de vetar la candidatura de cualquier partido
que incluya entre sus filas a personas condenadas, una decisión que afecta a la premio Nobel Suu Kyi.