El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, comparece a petición propia ante el Pleno del Congreso de los Diputados para informar sobre la evolución y las perspectivas de la situación económica, el empleo y las medidas puestas en marcha por el Ejecutivo.
Se trata así del primer 'cara a cara' entre el presidente del Gobierno y el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, en este nuevo curso político.
En primer lugar, y antes de anunciar una serie de medidas para hacer frente a la crisis, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha advertido de que tardaremos en digerir las consecuencias de esta crisis económica, que sólo se superará cuando la recuperación se asiente y se vuelva a crear empleo de forma estable.
En el inicio de su comparecencia extraordinaria en el Congreso, Zapatero ha apuntado que algunos de los efectos más negativos de la crisis, como el desempleo y la pérdida de tejido empresarial, perdurarán durante algún tiempo después de que se haya afianzado la recuperación.
El jefe del Ejecutivo reiteró que lo peor de la recesión ha pasado, lo que "no significa, en absoluto, que la recuperación ya esté aquí", o vaya a culminar "con rapidez".
Aprobación de nuevas leyes
Posteriormente, Zapatero ha comenzado a informar al resto de grupos parlamentarios las medidas que pondrá en marcha el Gobierno. El Consejo de Ministros aprobará el nuevo Fondo de Inversión Local, dotado con 5.000 millones de euros, el próximo 16 de octubre para que las obras "puedan iniciarse en 2010". Ese mismo día se aprobará, además, el proyecto de Ley de Economía Sostenible.
El presidente del Gobierno ha indicado que urge aprobar este fondo porque se destinará a inversiones productivas, que tienen un "carácter más estratégico y necesitan un tiempo más largo de preparación" que las llevadas a cabo con el anterior.
Una subida de impuestos
A continuación, Zapatero ha abordado uno de los temas más controvertidos de los últimos días. El jefe del Ejecutivo ha adelantado que la subida de impuestos en la que trabaja el Gobierno quedará por debajo del 1,5 por ciento del PIB para el conjunto de las Administraciones Públicas, lo que provocará que la presión fiscal siga estando "muy por debajo" de la media europea.
Así, la subida de impuestos, según Zapatero, supondrá una contribución a la reducción del déficit y garantizará una capacidad recaudatoria suficiente para atender las necesidades de protección social y de la inversión en infraestructuras. Al mismo tiempo, ha indicado que se contemplarán incentivos fiscales a las nuevas actividades de la economía sostenible.
Zapatero ha reiterado que no habrá modificación de las rentas del trabajo y ha asegurado que las subidas se guiarán, "como no puede ser de otro modo", por los criterios de eficiencia y equidad fiscal, aunque ha señalado que su concreción se producirá durante la presentación de la Ley de Presupuestos de 2010.
Sobre la financiación autonómica
Por otra parte, Zapatero ha afirmado que en los "próximos días" se presentará el proyecto de Ley que recoge el nuevo modelo de financiación autonómica, que dotará a las regiones de unos fondos adicionales de 11.000 millones de euros.
Durante su comparecencia, Zapatero ha subrayado que el nuevo sistema "permitirá mejorar la prestación de servicios públicos". Además, ha subrayado que los nuevos criterios de reparto "garantizarán la igualdad de trato de todos los ciudadanos con independencia de su lugar de residencia".
En la última semana de octubre se celebrará la Conferencia de Presidentes autonómicos en el Senado. Esta será la cuarta Conferencia de Presidentes que se celebre en democracia. La última se celebró en enero de 2007 en la Cámara Alta. Su contenido estará centrado en asuntos económicos.
Convocará a Rajoy
Zapatero ha anunciado que convocará a Mariano Rajoy a una reunión para estudiar la situación de las cuentas públicas, en la que le pedirá al líder del PP que especifique en qué partidas defiende que se aplique la reducción del gasto.
En su réplica a los grupos parlamentarios en el pleno sobre economía en el Congreso, Zapatero consideró que "sería muy difícil" promover un pacto global para atajar la crisis dadas las "divergencias ideológicas" en materia económica que muestran las distintas fuerzas políticas del arco parlamentario, aunque sí se mostró dispuesto a discutir cuestiones concretas.