Francisco Brines gana el Premio Reina Sofía de poesía

CNN+/Cuatro 28/04/2010 20:38

Con voz pausada y desde un hotel de Segovia, horas antes de participar en unas veladas poéticas, Francisco Brines (Valencia, 1932), galardonado con el XIX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, transmite una lección de vida y su amor por la poesía. "El eco de la poesía es de orden espiritual y anímico. La poesía hace que uno viva la vida con más intensidad", ha subrayado el autor, una de las voces imprescindibles de la literatura del último medio siglo.

Para Francisco Brines, que lleva medio siglo escribiendo poemas, este premio es también "una elección del lector o de los lectores sucesivos" que ya han dado su voto a una poesía determinada. Brines cree que es la forma de que el poeta comprenda "el eco" que puede tener su poesía.

Emoción e ignorancia

Una poesía que después de tantos años de gozos y alegrías le sigue trasmitiendo al autor "algo mágico y sorprendente". "Ante la cuartilla o el papel en blanco, tengo la misma emoción e ignorancia de saber qué es lo quedará allí escrito, porque uno no tiene el poema escrito ni pensado previamente, sino que lo que tiene es una emoción, que se tiene que desvelar por medio de la palabra", ha explicado el escritor.

Entre todos sus libros publicados, Brines recomienda "El otoño de las rosas" pero aclara que debe de ser el lector el que lo escoja. "Yo tengo dos libros que son los más extensos y que centralizan una edad determinada: uno es "Palabras en la oscuridad" que centraliza la poesía de mi juventud y el otro, "El otoño de las rosas", que centraliza la poesía de mi madurez, de una madurez larga", ha precisado este autor, incluido en la Generación del 50, junto a voces como José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ángel González, o Claudio Rodríguez.

Y en esta larga madurez, Brines sigue escribiendo poemas, y asegura que le quedan tres o cuatro para completar una antología que publicará próximamente con la editorial Tusquets.

Para Brines la escritura es una "sorpresa" que llama a la puerta y se presenta sin saber el autor lo que quiere expresar. "Yo nunca he sabido lo que iba a decir hasta que lo escribía", ha confesado este poeta valenciano, galardonado con el legendario Adonais de Poesía por Las brasas, su primer libro; el Premio de la Crítica (1966); el de las Letras Valencianas (1967), el Nacional de Poesía (1987) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (1999).

"El amor erótico nos da la existencia"

Y para llenar este valle de sonrisas, hizo referencia al amor, que es "múltiple y muy complejo" y citó el amor erótico, que es "un don que nos da la existencia", el amor maternal, el amistoso o el amor solidario.

"Debemos querer a los niños porque sólo los niños que han recibido amor, cuando sean hombres serán capaces de dar y trasmitir amor. Si no lo tienen de niños, difícilmente podrán darlo y sentirse completamente realizados". "La santidad es dar el amor sin nada a cambio. Las personas que saben dar el amor, son felices sabiendo que lo dan, porque quien lo recibe, lo necesita", ha concluido el autor.