El caboclo del agua

cuatro.com 08/10/2012 02:50

Daniel Kafuri, carnicero y vecino de Barra Longa, atacado por el caboclo del agua: “Tenía 1.20 de altura, cabeza alargada, las manos parecidas a las de un reptil y pelo como un mono, era el caboclo del agua”.

Desde hace dos años los habitantes de la tranquila villa de Barra Longa en el estado brasileño de Minas Jedis, viven aterrados. Al anochecer, una figura inquietante emerge de las profundidades del río Guadacho. La víctima más reciente ha sido el carnicero de la población. “Estaba pescando cerca de la cantera y sentí que algo me agarraba el cuerpo y me arrastraba hacia las orillas del rio. Al caerme me agarré a unas ramas y cuando mis amigos llegaron aquello se marchó, se tiró al agua y oímos un estruendo y me di cuenta que estaba herido”.

El joven había sido arrastrado unos cinco metros y sufría magulladuras por todo el cuerpo, pero no ha sido el único. Hace dos años, cuando empezaron los ataques. Un anciano Antonio Felipe Resende fue víctima del caboclo del agua cuando cruzaba el río para recoger al ganado. “El agua me llegaba por la cintura y lo vi, parecía un mono grande, lo encaré, desapareció y se sumergió pero vino hacia mi por debajo del agua y me agarró la pierna”.

En 2010 ocurrió otro atraque a algunas decenas de kilómetros de allí pero en esta ocasión la víctima no tuvo tanta suerte. El joven había sido mordido y murió desangrado.

Las descripciones de las criaturas dadas por los testigos más recientes recuerdan al mítico chupa cabras de los años noventa así como su modus operandi como lo demuestras las mutilaciones de animales ocurridas en la localidad.

En las apariciones más antiguas, el caboclo del agua era bastante distinto, asemejándose más a un humanoide fuerte, de larga cabellera además de vello por todo el cuerpo.

¿Qué o quién es en realidad el caboclo del agua? También se habla de una maldición. La cuidad de Mariana ha reunido diversos especialistas para descifrar el enigma del origen del caboclo del agua. El miedo es tal que ofrecen una recompensa de más de 4000 euros para todos aquellos que aporten alguna prueba física de su existencia. En Barra Longa no han perdido la esperanza de acabar algún día con el caboclo. Para muchos un mito pero para ellos una rotunda y terrible realidad que acecha bajo el agua.