Samanta Villar se rodea de 'Puro músculo'

cuatro.com 12/03/2012 16:20

Faltan 4 Dias para que una discoteca de un polígono de Valencia organice un evento con un conocido personaje de televisión. Yo los voy a vivir con uno de sus streapers, con jóvenes que viven pendientes de su cuerpo y con gente que exhibe y explota su imagen.

Son jóvenes, guapos y dedican gran parte de su tiempo y dinero a cuidar su imagen para poder vivir de ella. Buscan el éxito y la fama y su vida pasa por horas y horas de gimnasio, masajes, solariums y depilaciones.

“Nunca vais a ver un cuerpo como éste. Mira estas piernas son de un auténtico espartano”, afirma Adrián, uno de los protagonistas. Con 20 años, vive exclusivamente pendiente de su cuerpo con el afán es ser el más atractivo. Toda su vida gira en torno a su imagen y a las mujeres: “cuando llegué a cien dejé de contarlas, lo que más me gusta de hacer el amor es que hago bíceps”, añade. En estos momentos, apenas puede contener la emoción porque en cuatro días conocerá a uno de sus referentes en la vida: Rafa Mora.

Samanta acompañará a Adrián a un casting de modelo para un catálogo de ropa interior, ante el que se muestra muy convencido de sus posibilidades: “si son listos me cogerán a mí, soy el que mejor rellena el paquete”, dice.

Leo es otro de los jóvenes que acuden a este casting. Con 30 años, trabaja en un taller de chapa y pintura de coches, pero una revista de belleza masculina le dio la oportunidad de hacerse un hueco en el mundo de la belleza. No ha querido dejar su trabajo de chapista porque afirma “tener los pies en la tierra” y sabe que “llegará un momento en que mi imagen no sea la misma”.

Leo está casado y tiene dos hijas, y dice que todo lo que hace en la vida lo hace por ellas, a pesar de que su mujer no lleva muy bien que enseñe su cuerpo. “En el taller soy un mileurista, y hay trabajos como modelo donde te pueden pagar 20.000 euros por tres días; y eso no lo gano ni en todo el año en el taller”, explica Leo.

Otro de los protagonistas del reportaje es Rafa Mora, conocido por su aparición y atrevidos comentarios en un programa de televisión. “Si en la televisión me hubiera mostrado como un chico bueno a los tres días me hubieran mandado a casa”, afirma. En esta ocasión, acudirá a una discoteca situada en un polígono de Alginet, a 30 kilómetros de Valencia, donde debe pasearse para que todos los asistentes puedan verle. “No sabes lo duro que es que cientos de mujeres coreen tu nombre y se peguen por tocarte”, bromea.

Rafa es muy consciente de que este papel de “chico malo” es el que funciona, haciendo ganar mucho dinero, y reconoce que “mientras esté aquí me voy a aprovechar al máximo porque sé que un día se acabará”.

Dice que tiene una cara y un cuerpo perfectos y que por eso le pagan hasta 6.000 euros. Gracias a su popularidad reconoce: “he podido comprarme un Hammer, un Porsche, un Audi Q-7, vivir bien, vestir bien, comprarme un piso en la mejor zona de Valencia, regalarle un coche a mi hermana por su cumpleaños o desayunar, comer y cenar todos los días fuera de casa”.

Por su parte, Guille lleva 18 años ganándose la vida con su trabajo de stripper y de gogó, y por el momento no piensa dejarlo. “Quiero seguir hasta que el cuerpo aguante”, señala. Con 39 años es uno de los gogós de la discoteca donde irá Rafa Mora y asegura que, aunque la mayoría es genética, sigue una dieta estricta y machaca su cuerpo a diario.

A pesar de todos los estereotipos que hay en torno al mundo de la noche, Guille lleva una vida totalmente normal: va a recoger a su hija al colegio, le ayuda a hacer los deberes en casa. Tiene claro que si su hija se plantea en un futuro ser gogó, la apoyará en todo lo que pueda, “siempre y cuando vea que tiene la cabeza en su sitio y que el dinero lo va a emplear bien, no en perderse como les pasa a muchos”.