Sube la temperatura hablando de sexo con Sánchez-Dargó, sor Lucía Caram y Erika Lust

cuatro.com 27/01/2017 15:08

Sor Lucía Caram: “¡Cuánto daño hemos hecho por martirizar a la gente! ¿Por qué nos hemos dedicado durante tanto tiempo a condenar el sexo?”

Pocos religiosos han hablado tanto y tan claro como la ubicua Sor Lucía Caram. De política, de fútbol o de lucha contra la pobreza social, la monja más televisiva visita Chester para hablar de lo que todos los seglares se preguntan cuando conocen a un cura o una monja y no se atreven a formular: la vida sin sexo. “Yo he renunciado a tener relaciones sexuales y a tener una pareja. Pero yo sigo siendo una mujer. Sigo sintiendo lo que siento (…). Cuando yo entré al convento me acuerdo que te explicaban y te decían que si tenía ‘tentaciones’ había que darse duchas de agua fría y disciplinarse. Castigar al cuerpo porque el cuerpo era malo. El cuerpo era ‘la cárcel del alma”.

Sor Lucia hablará de celibatos y matrimonios, y aunque tiene claro que “no me hubiera casado”, la religiosa considera que “el celibato tendría que ser opcional para el ministerio sacerdotal. Yo he hecho una opción, que es para algo diferente, la vida religiosa”. No es la única cuestión en la que la monja discrepa de la doctrina oficial de la iglesia Católica, y así se lo manifestará a Risto: “Las iglesias están vacías (…) ¡Cuánto daño hemos hecho por martirizar a la gente! ¿Por qué nos hemos dedicado durante tanto tiempo a condenar el sexo? ¡Se ha convertido en el mandamiento absoluto de la Iglesia! Lo más importante es el tema de la justicia”.

Fernando Sánchez-Dragó: “El órgano sexual no está en la entrepierna, como mucha gente cree. El órgano sexual está en la cabeza”

Polémico y polemista a partes iguales, el escrito Fernando Sanchez-Dragó es, acorde a su testimonio, toda una eminencia en temas de sexo. Presume de logros amatorios casi sobrehumanos, como mantener relaciones durante seis horas seguidas, y no conoce rubor ni prejuicio a la hora de hablar del tema. “Estoy en un momento de verdadera eclosión sexual, es cierto. Yo nunca he hecho el amor más veces ni durante más tiempo ni mejor que ahora. Palabra”. El truco es sencillo: “El órgano sexual no está en la entrepierna, como mucha gente cree. Está en la cabeza. Aparte, es fundamental encontrar la pareja adecuada”.

¿Qué hay que hablar de travestirse y tener sexo disfrazado de mujer? Se habla. “Claro que lo he hecho. Nunca he conocido a una mujer a la que eso no la excitara. Es un clásico del erotismo. El intercambio de roles”. ¿De hacer el amor en lugares públicos? Sin problemas. “Hice el amor en cierta ocasión en el Ferry que va de Algeciras a Tánger. En cubierta. En una de las butacas rodeados de gente. Ella se sentó encima de mí, me cubría con su falda acampanada, y nadie se dio cuenta”. Y si hace falta, pues hasta su propia hija interviene para analizar si su padre es un “viejo verde”. La respuesta, tal vez, le saque los colores a Dragó.

Erika Lust: “En el porno, la mujer es una herramienta para el placer del hombre. Mi problema son esos valores dentro de esa industria”

Una mujer empoderada en un mundo dominado por los hombres. Suena a tópico, pero si se habla de cine para adultos, se transforma en realidad. Erika Lust, uno de los nombres más reconocidos a nivel mundial en la industria del cine X, se sienta junto a Risto y Chester para desprejuiciar su ámbito laboral y al mismo tiempo poner las cosas claras en su lucha por llevar la igualdad hombre-mujer hasta la aparentemente sórdida industria del porno. “Somos muchas las mujeres que hemos buscado pornografía y nos hemos encontrado con lo que hay… que mayoritariamente es terrible (…). Mi problema son los valores dentro de la pornografía: cómo se representa a las mujeres. El hombre y su erección son lo importante. Ella se tiene que sexualizar para que él pueda tener placer. Yo creo que muchas mujeres quieren ver un cine X donde la mujer tiene un papel, tiene sus fantasías y su idea de lo erótico”.

Hay un estigma alrededor de las mujeres de reconocer que son seres sexuales, que les gusta el sexo. A las mujeres siempre nos han juzgado. No quieres ser una mojigata pero tampoco quieres ser una ‘femme fatale’. Es difícil entender que como mujer puedes ser todo”.