El dinero negro y la economía sumergida en ‘Callejeros: En Negro’

cuatro.com 21/09/2011 20:41

Economía sumergida, dinero en negro, pagar o cobrar en ‘B’, trabajos sin factura... Son muchos los términos que utilizamos en España para definir una actividad que no cotiza a la Seguridad Social y en la que no se pagan impuestos. Además, está fuera de la ley.

En nuestro país hay más de cuatro millones de parados. Por eso, y ante la dura caída en el sector de la construcción, cada mañana, decenas de padres de familia mendigan un jornal de obrero en una plaza de Madrid. Si consigues un hueco en la furgoneta, ese día tendrás trabajo. “La gente tiene que trabajar”, grita exaltado el conductor de la furgoneta que busca un ayudante para una obra, mientras varios hombres hechos y derechos se le arremolinan en torno a la ventanilla.

Son gente sin contrato, sin horizontes laborales... pero con la responsabilidad de tener que poner un plato de comida a sus hijos cada día y de conseguir el dinero para ello.

En Sevilla, una mujer corta el pelo a domicilio. Llega, trabaja, se lleva el dinero en mano y “adiós muy buenas”. En San Fernando de Henares, Madrid, un improvisado concesionario de venta de coches se “planta” en la vía pública. Se vende el vehículo a pelo, con un apretón de manos y una promesa de cambio de papeles. Ni factura, ni garantía… ni nada. “Pero así, por un coche por el que me darían en un concesionario un dinero, aquí me dan el doble”, confiesa una persona experta en esta clase de gangas.

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Las tiendas de segunda mano son un gran lugar para hacer negocio. En la puerta, hay un mercadeo paralelo. Si dentro te ofrecen diez euros por un móvil a sabiendas de tus apuros y necesidades económicas, fuera un ciudadano marroquí te ofrece 15. El lo podrá vender por 20. Cinco euros que para muchos no son nada, pero suficientes para alimentar durante un día a una familia. En ocasiones el ingenio y la picaresca no tienen límites, especialmente cuando aprieta la necesidad.

Un señor que estrena su bici da vueltas alrededor de un banco. Enfrente, una chica y su bebé llegan con una platina de juegos y otros dos con una tele a cuestas. La compra venta y el intercambio están a flor de piel.

En las puertas de unos grandes almacenes de muebles algunos autónomos aprovechan su mes sin cotizar haciendo portes más baratos que los de las propias tiendas. Hay que estar vivo y rápido para localizar a un cliente y ofrecerle el porte más barato. O simplemente para ayudarle a cargar los muebles. “Le he dado cinco euros”, cuenta una mujer con el coche cargado. “¿Se lo merece?”, pregunta la reportera. “Sí”, responde la mujer.

Son pequeñas historias de supervivencia en un país cuyo 24% del Producto Interior Bruto proviene del dinero de la economía sumergida, según estimaciones oficiales. Hecha la ley, hecha la trampa.

“En negro” es un reportaje de María Pérez.