Los brasileños presumen de que Natal es la ciudad del Sol, que brilla los 365 días del año. El clima es fundamental, pero además es de la zonas más baratas y aquí el estrés aquí no existe.
La postal más importante de Natal la encontramos en la gran duna de arena donde los más atrevidos practican esquí de arena. El buggy es el coche oficial de Natal y cuando te invitan a disfrutar de una excursión con o sin emoción, más vale que lo tengas seguro, ya que “un viaje por las dunas de Natal se puede convertir en una auténtica pesadilla”. Los vecinos de Natal siempre bromean con la posibilidad de poder celebrar todos los días la Navidad, ya que la ciudad fue fundada un 25 de diciembre.
En la Laguna de Pitangui existe un lugar maravilloso donde incluso las mesas de los chiringuitos de playa están dentro del agua. Sin duda es la mejor manera de tomar algo y estar siempre fresquito.
La Playa de Boa Viagem es la principal de la ciudad de Recife, donde se vende de todo. También los tiburones tienen su protagonismo y hace que la gente se santigüe justo antes de entrar al agua. “Esta playa es un auténtico escaparte donde a todo el mundo le gusta exhibirse con sus mínimos bañadores de colores”, comenta un español afincado en la zona.
El espectáculo de las dunas lo encontramos en el Puerto de Maracaipe, un cúmulo de emociones que te ponen al límite si decides aceptar una invitación para recorrer la geografía arenosa de las seductoras dunas.
El lujo de de los grandes hoteles de la Playa dos Carneiros, donde dormir puede superar los 500 euros la noche, contrasta con playas más humildes, como la Playa de Pina donde se puede nadar rodeado de peces en sus piscinas naturales.
Callejeros culmina su viaje en João Pessoa, el llamado "sol naciente americano" por se la zona más oriental del continente. Visitamos una playa nudista (en Brasil está prohibido hacer top less) y una españolas nos guían en el embrujo nocturno de Tambaba y Jacaré.