Callejeros Viajeros: Mar de Plata

cuatro 02/05/2011 13:40

La ciudad costera más popular de Argentina también es conocida como la playa de Buenos Aires. Muchos, incluso, le abrevian el nombre y dicen "Mardel". Cualquier habitante marplatense lo puede asegurar entonando una singular canción que dice que "en Mar del plata no se tienen problemas, en Mar del Plata la gente es feliz".

Mar del Plata cuenta con las playas más concurridas de todo el país. Aquí no viven más de ochocientas mil personas, pero en verano su población llega a multiplicarse por tres. La ciudad es conocida, sobre todo, por los kilómetros de balnearios que se levantan en sus playas, "son carpas que se alquilan o compran para resguardarse del viento o el calor". "Un balneario te puede costar alrededor de 1000 euros por temporada en el centro y puede llegar a triplicarse en las playas del Sur", nos cuenta Víctor, un hostelero con un Balneario en propiedad.

En sus orígenes la ciudad fue un saladero, pero a principios del siglo XX la aristocracia bonaerense eligió la playa Bristol, de Mar del Plata, como su lugar de descanso. "La primera semana de enero es la de los jueces y las últimas de febrero son para los docentes, todo se sigue distribuyendo por clases sociales", afirma una fotógrafa de Buenos Aires afincada en la Ciudad Feliz. Bristol es su playa más popular, y todo el mundo coincide en señalar que "quien viene aquí no puede irse sin fotografiarse con los dos grandes lobos marinos que flanquean la bajada a la playa".

La Perla, La Grande, Punta Mogotes, Las playas del Sur...más de 20 kilómetros de arena y mar donde conviven bañistas, surfistas, pingüinos y hasta lobos marinos. "Un paisaje que describe una auténtica ventana al Océano Atlántico", afirma José Luis, un almeriense emigrado hace casi 60 años a Argentina. Cualquier lugar de la costa de Mar del Plata es bueno para disfrutar de unas buenas vistas, desde un Hotel de 5 estrellas, con suite de más de 2.000 metros o un popular asador frente al puerto.

En Mar del Plata bajar a la playa es un auténtico acto social, "se juega a las cartas, al tejo (una especie de petanca española), se come y se comparte el mate entre amigos". "Vamos con la casa a cuestas" afirma un argentino mientras disfruta del sol en la hamaca, "venimos a pasar el día". Y es que en cualquier sitio una sonrisa nos demuestra que es: una ciudad feliz.