Callejeros Viajeros: Manila

cuatro.com 21/04/2009 16:58

En la calle Padre Burgos decenas de extranjeros ávidos de sexo buscan jovencitas asiáticas de cuerpos prohibidos. "Para qué comprarse una vaca si la leche es muy barata", dice un alemán sexagenario que abraza a una joven con cara de niña. Enfrente, mujeres con bata rosa ofrecen masajes especiales. Sin sexo. Las que copulan son las de bata azul.

South Forbes Park es la zona noble de Manila. A pocos kilómetros está el basurero de Tondo, donde miles de personas rinden culto a la basura. Su vida gira en torno a ella. Viven de los desperdicios, comen de ellos, y ganan dinero de los bolsos y productos que hacen con sus manos con productos reciclados.

Decenas de niños juegan al escondite entre las montañas de escombros y el humo. "Yo quiero ser profesora", dice una sonriente niña vestida de rosa y cubierta de mugre. Su gozo en un pozo. Su probable destino tiene nombre y apellidos de cura: calle Padre Burgos. "Al no tener recursos, casi todas terminarán ejerciendo la prostitución", confiesa una mujer que trabaja en una ONG de ayuda a los más necesitados, en presencia de la madre de la niña, que busca cables entre los desechos con el cuerpo encorvado.

El cementerio de Navotas está bañado por el surrealismo. Aquí comparten sitio los vivos y los muertos. Los nichos abiertos asoman los omóplatos, las calaveras y los fémures. "No hay dinero para enterrarlos" confiesa plácidamente un hombre con aspecto de actor secundario en una película de terror, que pisa la lápida de un ciudadano con nombre español.

En Makati está el corazón financiero de Manila. Miles de trabajadores de la city colapsan la estación de metro de Ayala a la salida de sus negocios. Todos andan en la misma dirección, atravesando los centros comerciales para llegar a coger sitio en la boca de metro.