'Es la metrópoli de los contrastes, de lo más antiguo a lo más ultramoderno, con su imagen representativa, los rascacielos. Por aquí ha entrado occidente a China'. Esto es Shanghai para Roger Bonafont, director de una agencia de viajes exóticos en Asia.
Celebramos en Shanghai el Año Nuevo Chino. 'El año del Tigre, el más próspero del calendario chino', cuenta José Carlos Gaspar. Con él y con su familia shanghainesa festejamos 'lo que viene a ser nuestra noche vieja. Una cena llena de platos con simbolismo, como el pescado, que invoca prosperidad'. 'Lo habitual en el primer día del Año Nuevo Chino es ir a rezar a los templos', explica Yang Yue. 'El incienso limpia el espíritu y con él pedimos los deseos a los budas. Si se cumplen hay que volver'.
Un año próspero en el que Shanghai será sede de la Exposición Universal 2010. Visitamos el pabellón de España junto a Igor Peraza, arquitecto responsable de las obras que nos habla también de la arquitectura de la ciudad y con Aritz Parra, que además nos descubre una costumbre que 'supuestamente da suerte: tener grillos como animal de compañía'.
De nuevo el contraste. Antiguos templos ocultos entre rascacielos, pequeñas casas y modernas construcciones o un gran abismo entre ricos y pobres. 'Los europeos somos la clase media', afirma Mario Fernández, con él visitamos el mercado de las falsificaciones. Una de las constantes de las calles de Shanghai.
Junto a lo moderno, las tradiciones. Liria Chenzhi, filóloga, nos descubre la Ciudad Antigua. 'El casco viejo de Shanghai, lleno de mercadillos, como un rastro, con curiosidades y antiguas costumbres. Y los jardines de Yu Yuan, los más bellos del sur de China'.
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