Aunque en este país sea ahora verano se pueden sentir todos los climas.El frio de la Patagonia, el calor de la selva subtropical y la fuerte brisa del mar atlántico. "En el Calafate hay rachas de más de 100 kilómetros por hora. Se han llegado a volar tejados. Esto sería un día típico de verano", asegura Carolina, guía turística de la zona.
Al noreste de Argentina están las Cataratas de Iguazú, uno de los parajes más impresionantes y hermosos del país, descubierto por un español, Cabeza de Vaca. "Impresionante, maravilloso", afirman todos los turistas que visitan la zona.
Su extrema belleza la ha convertido en escenario de películas hollywoodienses. Aquí se rodó "La Misión", que narra la invasión colona y su lucha contra los pueblos indígenas. "La música de la película era maravillosa, compuesta por Ennio Morricone", nos cuenta un turista argentino que procede de Buenos Aires.
Pero ni el paso del tiempo, ni el hombre blanco han conseguido acabar con ellos. En esta selva subtropical siguen habitando los pobladores originarios, los guaraníes. "En la comunidad Iriapú vivimos 450 personas", asegura Javier Franco, miembro de la comunidad.
Su río, el Iguazú, forma una triple frontera natural entre Argentina, Brasil y Paraguay. De hecho, a tan sólo 40 kilómetros del Parque Nacional de Iguazú está Ciudad del Este o también conocida como "ciudad sin ley". "La semana pasada intervinieron 600 kilos de cocaína", nos cuenta Angel Sastre, corresponsal de Cuatro en Latino América.
Península Valdés está situada en la costa Atlántica. Aquí se puede encontrar todo tipo de fauna: lobos de mar, guanacos, pingüinos y ballenas, lo que ha conseguido atraer a más de 120.000 personas anualmente. "No hay sistema de alcantarillado para todos", se queja Mariano, pionero en el avistamiento de ballenas.
Al sur de la Patagonia está el Parque Nacional de los Glaciares. Gracias a su buena accesibilidad, el Perito Moreno es el glaciar más conocido, y también el único que en Argentina a día de hoy no se encuentra en retroceso. "A este punto le llaman la boca del diablo. Los antiguos marineros pensaban que era la entrada al infiero por el frío y viento que hace", nos cuenta Juan, guía del Parque Nacional.