Por sus calles se pasean los coches más caros, y las mujeres, a pesar de ir cubiertas de pies a cabeza, lucen bolsos y zapatos de las mejores marcas. A las afueras de la ciudad se pueden disfrutar de carreras de camellos y practicar el arte de la cetrería. Los jeques de los emiratos siguen manteniendo vivas las tradiciones de un país con tan solo 38 años de vida.
En Abu Dhabi es posible encontrar el edificio más caro del mundo, el coche más caro del mundo y la tercera mezquita más grande del mundo. "Esta es la ciudad más rica del mundo", explica Alia Nízar, hermana de la famosa concursante del programa de televisión Gran Hermano Aída Nizar, mientras se pasea por los pasillos forrados de oro y mármoles de importación del Hotel Emirates Palace.
La mayoría de los 300 españoles que viven allí llegaron atraídos por unos sueldos medios de 5.000 euros al mes y una economía tan boyante que no necesita recaudar impuestos. "!Por eso vivimos como jeques!", se ríe Lidia, una ingeniera industrial de Barcelona que se pasea todos los fines de semana en barco por la costa del Golfo Pérsico.
Para el afortunado 17 por ciento de la población con pasaporte emiratí vivir aquí es un lujo. El gobierno les regala terrenos y dinero a los que se casan. "Muy pocos trabajan aquí", asegura Simón, un joven ingeniero mitad venezolano, mitad español que llegó hace tres años con ganas de aumentar su currículum y su cuenta bancaria.
Con un presupuesto de 113 millones de euros para los próximos 20 años Abu Dhabi está construyendo una ciudad digna de las mejores capitales del mundo. Los encargados de ponerla en pie son el 83 por ciento restante de la población: extranjeros y sobre todo filipinos e indios, mano de obra barata que vive en condiciones precarias y gana sueldos mínimos.
Y tras la emisión de Abu Dhabi, Amsterdam