El cierre: Suárez y el ovni

cuatro.com 31/03/2014 01:05

Sigo observando el recorte 'Suárez y el obvi' del 'ABC'. ¿Esto sería imposible verdad? Pero sin darme cuenta me doy cuenta de que todo este universo que he generado está capitaneado por cierto tipo de prensa de cierta época. Murió Suárez y todos los periodistas y todos los medios se han centrado en contarles las cosas importantes del presidente. Pero yo tengo otra imagen. La imagen de la auténtica patria que es la infancia. Suárez representa esa imagen que uno no puede borrar de sus primeros años de vida. Curiosamente, esos primeros años d vida están protagonizados absolutamente por una época de cambios. Soy niño de la transición y encima nací en Vitoria. El tumulto era constante y la agitación más.

Ahora cuando ha ocurrido esto me doy cuenta de que ha muerto toda una época. Una época en la que parece que los ovnis aparecían muy frecuentemente. Un simple recorrido de cámara por nuestro plató te mostrará que hay camuflados y escondidos. Era habitual del 1976 al 1981 que la prensa estuviese trufada de casos de ovnis. Casos como no ha vuelto a haber prácticamente. Casos alucinantes, casos con protagonistas. ¿Los ovnis vigilaban a la gente? Es una locura, ¿verdad? ¿Vigilaban el proceso que este país estaba viviendo? ¿Era una especie de espejismo colectivo? Hasta la religión había sido suplantada por los ángeles que vienen del cielo. Era todo una ebullición.

Si hoy suena todo un poco a hastío, a ya vivido, cuando uno remueve su memoria y acude a la transición, sobretodo del 1976 al 1981, se dará cuenta simplemente mirando la prensa que cada día pasaba algo. A veces dramático, por desgracia. Vivíamos en los años de plomo del terrorismo. Pero junto a esas noticias teníamos los alucinantes casos de lo paranormal y los ovnis. Siempre me he preguntado por qué los ovnis estaban presentes en el mandato de Suárez. Le tocó al hombre de Ávila no solo ver un objeto volante sino tener poder sobre el país en un momento en el que el asunto del misterio era una oleada impresionante. Yo recuerdo muy bien siendo un niño que mis padres y otras personas estaba al cabo de la calle. Yo creo que nunca llegaremos a ese momento de auténtica efusividad y querer empacharse de informaciones. La gente veía cosas que no estaban ahí y estaba tan nerviosa que confundía estímulos. Pero es que muchos de los casos son impresionantes porque son físicos y con huellas. ¿Hay realmente algún tipo de inteligencias que saben muy bien en qué momento social de la vida de un país están?

A partir de 1981 el asunto ovni decae. Nunca levantará el vuelo. Y nunca la prensa se atrevió de nuevo a poner en la página 3 de opinión, la más importante, cosas sobre el Presidente Suárez y un ovni. Los casos estaban ahí. El tiempo de Suárez es el tiempo de nuestra infancia y un tiempo en el que todavía había una forma de ser. Les hablaba de Félix. También es el tiempo de Félix y de su máximo esplendor. En el cual, en la prensa se podían ver misterios y en la televisión tenías a un hombre que te enseñaba cosas. Pero no como un maestro aburrido, sino como uno de esos maestros que te enseñan a amar su asignatura y la recuerdas siempre. No es normal que los niños de 8 y 10 años estuviésemos maravillados con la naturaleza y con ansia de aprender. Yo pienso si la gran diferencia entre aquél tiempo y este es que hoy tenemos más medios, más maravillosas posibilidades, pero faltan ejemplos. La propia televisión ha cambiado tanto. Una televisión que enseñaba, una televisión de luz. Yo tengo la impresión de que los que somos hijos de esa época, tenemos clarísima la lección de muchos maestros. Porque esa lección va en el corazón y en el alma y no se borra nunca. No es impuesta, es elegida. Me doy cuenta de que la televisión es una herramienta tan poderosa que llega a todas partes. Pero ya no está haciendo lo mismo. No lo sé, pero ahí está el gran cambio.

¿Será una visión subjetiva? ¿Siempre pensamos que nuestra infancia es lo más hermoso? La sensación de los sonidos, los olores, los recuerdos. Cualquier recorte, en mi caso, te devuelve a ese tiempo de la infancia donde todo es mágico. Donde no hemos sido cloroformados por el sistema y aún somos increíblemente libres. Empiezo a pensar que, por encima de cualquier bandera y cualquier consigna, hay una que es inviolable y maravillosa que es el tiempo de nuestra infancia. El tiempo de la auténtica felicidad. Nuestro homenaje para Suárez no podía ser solo de política o de cuestiones informativas. Se va con el Presidente Suárez todo un tiempo que nosotros, de vez en cuando, homenajeamos siempre. Aunque sea con el misterio y a través del misterio. Seguiremos haciéndolo. ¿Cómo olvidar aquellas lecciones y aquellos maestros?

Hasta dentro de siete días amigos...