A por los últimos coletazos

Jesús Calleja 31/05/2012 11:55

En la tele y la radio dan aviso cada 5 minutos de que se espera que se formen muchos tornados pero, en una zona tan grande como EEUU, ser capaces de predecirlos, localizarlos, e interceptarlos es una tarea tremendamente complicada.

Primero hay que averiguar dónde, en qué estado pueden producirse: en Carolina del Norte, Carolina del Sur, Iowa, Missouri, Nebraska, Oklahoma, en Texas... En cualquiera de los estados que sufren estos fenómenos, y esperar que acierten las predicciones (que a veces no lo hacen). Luego hay que situarse en la parte central de ese estado, que puede ser perfectamente tan grande como España, para, cuando comiencen a formarse las tormentas, llegar a ellas en el menor tiempo posible, y engancharlas antes de que se deshaga el tornado. Y todo esto sucede en una o dos horas, ¡como máximo!

Una vez localizado, hay que afinar bien con el radar Doppler, y luego dar con él. Porque un tornado puede tener unos 200 metros de ancho, aproximadamente, si es un F1 o unos 300 metros, si es un F2...Si lo consigues, hay que tratar de interceptarlo con el TIV en su trayectoria, que culebrea, que baja, que sube... y eso, si es que das con un camino (o si existe un camino) por el que puedas acceder a él. Amigos, ¡es encontrar una aguja en un pajar!

¡Aún estamos alucinando de haber podido estar tan cerca el otro día! Si el equipo de Sean Casey, que se dedica profesionalmente a esto y tiene unos medios espectaculares, solo lo ha conseguido 12 veces en toda su carrera... ya veis que la cosa no es nada fácil, y ahora lo sabemos de primera mano.

El desafío de interceptar y grabar un tornado desde dentro es ambicioso, pero desde luego no imposible, al menos no para nosotros, que no vamos a cejar en nuestro empeño. Se prevé que, tras esta primera oleada fuerte que acaba hoy, vuelva a haber tornados del 14 al 20 de junio. Si no lo conseguimos hoy, y se llega a confirmar esta predicción, volveríamos a intentarlo.

Desde nuestro “encontronazo” con el tornado del pasado viernes hemos estado recorriendo sin parar los estados de Nebraska, Kansas y Oklahoma, persiguiendo alertas y bestiales tormentas que, finalmente, no llegaban a provocarlos. Precisamente, por haber demasiadas en la misma zona. Cuando hay varias, la energía se descarga, pasando de una a otra y la nube no llega a descender, no se llega a formar el tornado. Sin embargo, hemos podido disfrutar de un regalo único: las nubes más bonitas que he visto nunca, perfectas, redondas, espectaculares... de las que os envío fotos para que las disfrutéis, igual que nosotros.

Es importante que demos con una tormenta aislada y muy potente. Esas son como una olla a presión que alivia energía a través del tornado. Eso es lo que buscamos, tenemos que ver que se forma el mesociclón, esa masa gigante y redonda que va girando en capas altas para después girar al interior. Va girando y girando, presionando la nube... la parte baja de la nube ha de ir muy, muy cerca del suelo. Si empieza a girar ahí nace un tornado.

Ahora mismo os escribo desde Woodward, Oklahoma, el lugar en el que el pasado 15 de abril un tornado arrasó con 86 casas, y hubo varios fallecidos. En Estados Unidos 1.200 de estos torbellinos se forman cada año, y llegan a provocar, a pesar de toda la tecnología de la que ahora disponemos, unas 160 víctimas anuales (hace años se contaban a centenares).

Se está acabando la temporada, amigos. Hasta el momento hemos vivido tormentas enormes, tremendas granizadas, hemos visto la destrucción de la que es capaz uno solo de estos tornados, y solo nos queda ya meternos en su mismo corazón.

Si no lo conseguimos hoy, regresaremos. Pero ahora, por el momento, nos vamos de caza, a la caza de los tornados ¡más motivados que nunca!