TDAH, dislexia y otros retos del aprendizaje: cómo apoyar adecuadamente a tus hijos desde casa
La clave no es corregir, sino acompañar creando rutinas estables, adaptando métodos y colaborando con el colegio para reforzar su autoestima
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No es raro escuchar en conversaciones entre padres: “Mi hijo lucha con la atención”, “Se enreda al leer” o “Le cuesta seguir instrucciones”. Muchos de estos signos podrían apuntar a algún reto del aprendizaje como el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), la dislexia u otras dificultades cognitivas. Si bien estas condiciones no tienen porqué definir a los niños, sí que modifican su manera de aprender.
Apoyar a un hijo con alguna dificultad de aprendizaje no es simplemente ayudarle con los deberes o corregirle más: requiere de sensibilidad, estrategia, coordinación escuela-hogar y paciencia.
Reconocer los retos del aprendizaje
TDAH: algo más que una simple distracción
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta por dificultades persistentes de atención, impulsividad o hiperactividad que interfieren en la vida del niño. En clase, los niños con TDAH pueden tener problemas para permanecer sentados, se distraen con facilidad y tienen dificultades para seguir instrucciones largas.
Dislexia y otras dificultades de lectura
La dislexia es un trastorno de origen neurobiológico que afecta la fluidez lectora, la precisión en el reconocimiento de palabras y la decodificación fonológica. No tiene que ver con tener una inteligencia baja o alta, se trata de cómo el cerebro procesa el lenguaje escrito. Las personas con dislexia pueden leer más lentamente, cometer errores cuando leen palabras nuevas y tener un mayor cansancio ante tareas extensas de lectura.
Otras dificultades del aprendizaje pueden ser la disgrafía, la discalculia o funciones ejecutivas en organización o planificación que suelen acompañar al TDAH.
Cómo acompañar en casa
Uno de los primeros pasos es informarse como padre y madre y entender qué son esos retos a los que hay que enfrentarse, cómo se suelen manifestar y qué estrategias han demostrado ser efectivas. En internet se pueden encontrar diversas organizaciones que ofrecen recursos útiles o guías para familias. Normalizar esta condición ayuda a reducir la culpa, vergüenza o estigmas, y facilita que el niño acepte su perfil.
Por otro lado, los niños con TDAH o dislexia suelen responder mejor con ambientes organizados, con pocas distracciones y rutinas claras. En casa, esto puede significar tener un espacio fijo donde puedan estudiar con buena iluminación, materiales a su alcance y pocos estímulos que puedan distraerle como ruidos o pantallas innecesarias.
Además, para hacerles más sencillo el estudio, se pueden desglosar las tareas largas en otras más cortas con metas intermedias para que sea más ameno. Asimismo, utilizar listas, recordatorios visuales, cronómetros o alarmas que puedan ayudar al niño a visualizar aquello que debe hacer y cuándo debe terminar. Por otro lado, se recomienda que se establezcan horarios regulares para estudiar, descansar e ir a dormir.
También hay que tener en cuenta que hay que adaptar la enseñanza, el aprendizaje más efectivo para niños con retos del aprendizaje es incluir estrategias multisensoriales que puedan reforzar el vínculo entre sonido, forma y movimiento. En el caso de la dislexia, es muy eficaz que el niño escuche el texto mientras lo sigue con el dedo, repita palabras, utilice palabras manipulativas o herramientas de ayuda como lectura asistida.
Para un niño con TDAH, también es muy útil hacer pausas activas frecuentes, alternar tareas cognitivas y motrices para que no se canse, darle unas instrucciones claras con un lenguaje sencillo, pasos concretos y repetidos. Además, el refuerzo positivo inmediato cuando complete un paso o muestre esfuerzo va a ayudarle a motivarle para continuar sus tareas.
El apoyo desde casa debe ser articulado con lo que ocurre en el colegio. Se recomienda tener reuniones regulares con profesores, compartir el diagnóstico o evoluciones pertinentes, solicitar adaptaciones como más tiempo en exámenes, utilizar la tecnología en ciertas ocasiones o ajustes en su ritmo de aprendizaje. Además, asegurar una coherencia entre los ambientes aumenta mucho las probabilidades de éxito.
Siempre es fundamental fomentar su autoestima, la tolerancia al error y la metacognición, ya que los niños con dificultades de aprendizaje suelen enfrentarse a frustraciones frecuentes. Se recomienda que se refuercen sus progresos, aunque sean pequeños, con elogios específicos a lo que han conseguido. También, se les debe enseñar a observar su propio proceso y descubrir qué les funciona y qué no.
Para desarrollar una tolerancia al error funciona muy bien promover que se “equivoquen” de manera guiada, es decir, permitir que ejecuten la tarea sin intervención inmediata y luego explicarles y conversar sobre qué salió bien o mal. Además, se aconseja que tengan espacios donde no se espere perfección en lo que hacen, sino simplemente avance como en hobbies, arte, deportes o juegos que no dependan exclusivamente de la lectura o la atención sostenida.
Por último, se puede recurrir a un uso adecuado de los recursos tecnológicos y apoyos externos, ya que existen múltiples herramientas que pueden asistir desde casa como software de lectura asistida, audiolibros, aplicaciones para reforzar la conciencia fonológica; programas específicos para dislexia que usan un enfoque estructurado, fonológico y multisensorial; aplicaciones de gestión de tiempo, recordatorios inteligentes o cronómetros visuales y también, terapias especializadas con logopedia, tutorías con especialistas en dificultades de aprendizaje o coaching educativo.
